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jueves, 10 de marzo de 2011

Noche de batalla

Era negra la noche. Noche sin luna. Noche sin estrellas. Negra noche... Una luz cimbreante dejaba adivinar su abatida silueta.

Tenía el rostro apoyado, sobre una mano, en el quicio de la ventana. Sus cabellos, rojo fuego apagao, caían enmarañados sobre sus hombros... Su vestido estaba hecho girones, pero aún se apreciaba el noble linaje de otro tiempo... Hacía frío y era negra la noche...

Sus ojos, antes llama encendida, yacían, opacos, perdidos en algún punto no definido del infinito oscuro... En la otra mano, sin fuerza ni gloria ya, aún sujetaba a "RageSword", su espada.

Acababa de enfrentarse a la más cruel y sangrienta batalla de todas... A la más larga y absurda jamás mantenida... Y la sorpresa la derrotó por partida doble.

Había creido en la firme alianza del enemigo, hasta el mismo día en que la hirió de muerte... Le había ofrecido cobijo y aliento cuando estaba cansado... Le cambió sus amargas lágrimas de las noches en vela, por la más amplia de sus sonrisas... Cambió su calma por la más radiante luz del caos... Le regaló, sin condiciones, el mayor de sus tesoros... Se jugó el alma y la vida... Y, el enemigo, la traicionó. La envolvió en lo que ella más odiaba, la mentira. Utilizó el peor arma de todas, el silencio injustificado. ¿Tiempo? La peor de las eternidades.

Hubo muchas noches negras... Muchas heridas comenzaron a sangrar envileciendo todo lo que tocaban y, aún después de todo, siempre se mantuvo en pie. Le quedaba su recuerdo y podía vivir de él.

Recibió tantos golpes suyos que ni se molestaba ya en esquivarlos... Al principio de la lucha, se hizo mil preguntas, mil por qués, mil dudas que su mente no alcanzaba a entender... Al final, todas se resumieron en una sola... ¿Acaso no es capaz de recordar lo que un día fuimos? (Aquella alianza, aquel Pacto Secreto de Honor y Lealtad por encima de todas las cosas...) Y retomó todas sus fuerzas para mostrárselo... Le enseñó los sueños conjuntos, los principios que los unían, los viajes que planearon y nunca hicieron, el fresco aroma a hierba en las tardes compartidas, las tardes de dos... Pero el enemigo parecía mudo, ciego y sordo.

Y, entonces, la segunda herida le rozó, casi de muerte, el corazón... Perdió la Moral en la lucha y toda esperanza de Victoria... "RageSword" no era tan potente como las armas que usaba el enemigo y, nunca, había sido tan diestra.

Salió corriendo. Necesitaba un descanso, había perdido mucha sangre y casi todas las fuerzas, necesitaba recuperarse o aquello terminaría matándola... Se adentró silenciosa en el bosque. Sentía un miedo terrible, porque no hay peor miedo que el que se siente, cuando ya no sientes nada.

Y, allí, a la orilla del Río Sin Nombre, se tumbó a descansar... No sé cuanto tiempo pasó en aquella posición... Ni siquiera, sé si llegó a dormir o estaba despierta cuando la imagen se hizo corpórea. El Drow. Allí estaba. Con su atractivo rostro élfico y sus malas artes oscuras... Sus engaños, sus ficciones, sus adornos... El Drow que se hizo pasar por Elfo. Y la muchacha volvió a creer... Tuvo el valor y la fuerza necesaria para levantarse del suelo. Era una cuestión de fé y creyó. El Drow le tomó la mano con la dulzura del más noble de los caballeros y ella notó que las heridas menos profundas eran cicatrizadas instantáneamente, con poderosa magia élfica. Y volvió a creer.

El Drow le dio su anillo, el cual, ella juró no quitarse nunca, solo porque él lo había tocado y, ella, le entregó una de sus cajitas azules, con todo lo que estas contenían, en prenda ante tal ofrenda. Pero su corazón guerrero, de naturaleza inconformista, quiso más... No quería nada a medias, quería una curación completa. Entonces, el Drow, se quitó su careta ante todos, dejando ver su verdadero rostro y enmudeció su musical voz élfica... Ella no pudo ver la verdadera cara, había sido cegada por la potente Magia de las Palabras... Pero sí escuchó el cruel y desgarrador silencio, y le recordó la absurda y sangrienta guerra que la había llevado hasta allí, por la cual había dejado de creer.

Volvió al campo de batalla. "RageSword" ya no era más que un trozo de metal oxidado, pero la valentía seguía proviniendo del corazón... Y, entonces, el estoque final... El golpe más mortífero de todos... El más cruel... El que la hirió de muerte, arráncandole el corazón aún latiendo. La Verdad.

Cayeron todos los Dioses y Mitos. Cayeron todos, de golpe. Era negra la noche, saladas las lágrimas que ya no resbalaban por sus mejillas y hacía frío... Se preguntaba por qué la Mentira puede aparecer con rostro élfico, ó por qué la Verdad puede resultar tan mortal y devastadora... Estaba muriendo. Sola. Como nunca quiso morir. Sin pena, ni gloria. Sabía lo que tenía que hacer, ahora estaba convencida.

Pronunció las palabras... Y convirtió en piedra su corazón.

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