Todas las fotos y textos de es blog están debiamente registrados, bajo licencia Safe Creative, y se encuentran en venta (fotografías en alta resolución). Este es un sitio donde comparto contigo mi cratividad. Si te gusta y quieres usarla para algún fin (comercial o no), envíame un correo electrónico y se te conestará en un plazo máximo de 48 horas. También se realizan trabajos por encargo.

Ponte cómodo y disfruta.

miércoles, 30 de abril de 2014

El precio de vivir

Damos por seguras muchas cosas y, sin embargo, si la vida se caracteriza por algo, es justo por lo contrario, porque nada es seguro, porque todo está en contínuo cambio. Hoy estás en la cima, mañana no sabes como salir del fango, pero siempre pensamos que le va a pasar a otro, nunca a nosotros. De hecho, cada día tenemos menos empatía y somos menos sociales (gracias a la era internet). A veces, una serie de malas decisiones te puede llevar a callejones tan oscuros y sórdidos que, hasta tu propia sombra puede ser aterradora. Pero otras no. Otras, sencillamente, la vida es así de injusta. Esta historia comienza hace poco menos de un mes. Estaba sentada en un banco, descansando, enfrente de una pasteleria. Y algo me llamó la atención: Un hambre voraz. Había un chico joven delante del escaparate llorando desconsoladamente mientras miraba la comida expuesta. Pocas veces se me ha anudado tanto el corazón como en esa ocasión. Lo observé un par de minutos... No se atrevía a entrar a la pasteleria y miraba a la gente como quiriendo pedir, pero la vergüenza se hizo evidente en su rostro que seguia cubierto cada vez de más lágrimas. Me acerqué a él, diciendo: "Disculpa que me meta, pero... ¿Tienes hambre?"; "Mucha, yo y toda mi familia", respondió él entre lloros. "Esperame sentado en ese banco, que ahora vuelvo y tranquilizate". Le compré lo que pude, lo básico... Das barras de pan, una bolsa de crespillos, dos empanadillas y algo de dulce, y le dije: "Para tí y para quien quieras compartirlo". Dejó de llorar y sonrió. Tenía una sonrisa preciosa. Empezó a hablarme. Me dijo que tenía esquizofrenia, que se había ido de casa de su novio porque lo maltrataba físicamente, que era de Sevilla y que estaba buscando a su familia. Entonces me habló de su madre. Pocas veces he visto tanta pasión al hablar de una madre... Se le llenaba la boca al describirla y sus ojos cobraron un brillo mezcla de nostalgia y felicidad... Le abracé y le dije "todo va a ir bien, ya lo verás" (Mentira, sabía que era mentira... Pero a veces, un abrazo a tiempo con una se esas mentiras, pueden marcar la diferencia entre muchas cosas). Tenía cita en salud mental y le insistí en lo importante de esa cita y en lo importante de la medicación (mientras pensaba, maldito dinero que hasta eres clasista en los enfermos). No voy a contar como supe luego el resto de toda la historia porque es larga. Comprobé los datos y eran ciertos. Vivian en Sevilla. Su padre se fue con otra mujer. Fueron desahuciados de su casa. Se mudaron aqui. Tiene un hermano en la cárcel y una hermana que tampoco está en buenas condiciones... Y lo que me dejó realmente helada fue "Su madre lo estuvo buscando hasta el propio dia de su muerte". ¿Cómo le explicas a una persona, con el agravamente de una enfermedad mental, con la pasión y la viveza que habla de su madre y sus ansias por encontrarla... que esa persona ya no existe? ¿Cómo le explicas que está solo y va a seguir solo porque nadie va a ayudarle? Porque señores, estamos en crisis, pero dinero hay, solo que no se invierte en estos casos "perdidos" simplemente porque no son rentables. Así que parad ya de vender los cuentos del "bienestar" y todo eso que se dice. La vida a veces es sumamente injusta y tiene agujeros tan hondos de los que nadie es capaz de salir. Esta noche, al pasar con el coche en direccion a mi casa, he vuelto a verlo. Estaba llorando amargamente. Seguramente por hambre o por la impotencia de no encontrar a esa madre que ya no existe. Me declaro una absoluta amante de la vida, pero detesto esta sociedad en la que hacemos invisibles a estas personas que no deberían de estar en ese profundo agujero.