Todas las fotos y textos de es blog están debiamente registrados, bajo licencia Safe Creative, y se encuentran en venta (fotografías en alta resolución). Este es un sitio donde comparto contigo mi cratividad. Si te gusta y quieres usarla para algún fin (comercial o no), envíame un correo electrónico y se te conestará en un plazo máximo de 48 horas. También se realizan trabajos por encargo.

Ponte cómodo y disfruta.

domingo, 26 de junio de 2011

Las lágrimas


Las lágrimas me anudan la garganta
cada vez que trato de pronunciar tu nombre...
Como un látigo de fuego y hiel
que, incendiándolo todo, mis venas recorre.

Las estrellas mudas,
la luna vestida de noche,
el rayo que parte en dos
un alma que ansía alcanzarte,
aferrarte la mano
y no volver a soltarte.
Incierta es la vida
que tanto dolor esconde
en la esquina mas inesperada...
Para partirte en dos la piel del alma.


¡Que detengan los cantos sacros!
¡No quiero más música fúnebre!
No por rodear de negro mis brazos
voy a sentir más tu pérdida...

Y te recuerdo, cada tarde...
Y te revivo, cada día...

Siento el dolor de lo injusto
lacerar cada una de mis heridas...
Busco un consuelo a tanta ausencia
y no encuentro más que preguntas...
Más que dudas, parches y remiendos...
Pero ninguna respuesta
cargada con un ápice de aliento.

Y cada vez que te nombro,
la sal de una lágrima me quema el alma
y por mucho que me duelan los ojos,
de la carga de tristeza que has dejado,
mi pluma se oxida y envilece
cualquier intento de convertir
en tu adorada proporción aúrea,
los versos que mi mano
temblorosa te escribe.

martes, 21 de junio de 2011

Vivirás en el mundo de los sueños

He tratado de escribirte la elegía más desgarradora de todas... Herir con mi pluma el aire que ya no respiras... Hacer sangrar la noche ingrata que me desvela, con la furia contenida de las palabras que vomito, sin sentido, sin significado, sin ganas... Usar la proporción áurea que tú me enseñaste... De la que tanto hablamos, en aquella tetería... De la que me llegaste a contagiar tu fascinación por un número...

Escribir los versos áureos y regalartelos envueltos en el manto de mi nostalgia... Pero no puedo...

¡Malditas musas silenciosas!

Maldigo al rayo que partió en dos la noche, en un grito sordo y ciego... Maldigo a la distancia... A las dos distancias... A la que se puede medir y a la que creamos

tu y yo, malpensando que tendríamos todo el tiempo del mundo para solucionar lo que siempre había tenido solución...

Maldigo al viento que no te abrazó con sus manos férreas... Maldigo a las estrellas, testigos silenciosos, de una noche negra... Más negra que cualquiera.

Maldigo los impulsos incontrolables y el frío gélido de las palabras que te asesinan las entrañas... ¡Malditos seais por siempre!

Maldigo el orgullo y los malos entendidos y las palabras vacías de sentimiento y las navajas afiladas que laceran los oídos y los puntos débiles y el pensar en lo dicho, después de haberlo escupido, y esta guerra en la que jamás ha habido ganadores. Todos jueces y parte. Todos testigos. Todos cómplices.

Entonces lloro. Lloro a solas... A veces, en mi habitación, mientras miro las fotografías de los lugares en donde he estado, y aquella promesa muerta de hacer un viaje

juntas... Otras veces, en la calle, cuando los rayos del sol tocan mi cara y pienso que ya no calientan tu rostro.

¡Maldita sea la parca y su lista sin avisos!

Otras veces lloro, cuando una canción se alía con un recuerdo y viene a arañarme... Cuando, esa misma canción, me parece estar cantada con tu voz... Aquella que me podría pasar horas muertas escuchando sin cansarme, como si de un regalo de los mismos ángeles se tratase... Otras, simplemente lloro sola. No necesito llorar delante de nadie para compartir mi dolor. No necesito grandes actos, ni lutos, ni crisantemos, ni iglesias, ni misas, ni curas... Una procesión macabra que va en mi interior y que nadie conoce. Solo tú. Porque estás en mi, en mi corazón.

Entonces me enfado.

Me enfado contigo y siento una ira terrible. Contra ti y contra el mundo. Contra el tiempo que siempre decide jugar en nuestra contra... Pero no es real, es tan solo, la impotencia del que ya no puede hacer nada, más que conservar los buenos recuerdos.

Entonces sonrío.

Recuerdo que lo habíamos hablado, que ninguna de nosotras queríamos lágrimas en nuestro funeral. Queríamos una fiesta. Con cerveza... Con mucha cerveza... Con bailes... Con alegría... Con camisas de flores y guirnaldas. Con música celta.

Recuerdo cuando éramos pequeñas. Que fácil y simple era todo, cuando la inocencia era el pan nuestro de cada día. Recuerdo tu cara la primera vez que viste el mar. Yo estaba a tu lado, en el banco de piedra. Un momento único de tu vida que compartiste conmigo. Recuerdo aquellos ojos contagiados de azul, vibrar ante lo nuevo... Ante la belleza del Mediterráneo.

Recuerdo nuestras largas conversaciones en la cama... Hablando casi en susurros para que nadie nos interrumpiese, obligándonos a dormir... Recuerdo la mayoría de aquellos secretos que me contaste. Recuerdo cuando hablabas en sueños y podía hasta participar en ellos si te seguía la conversación... Recuerdo cuando Thor era un elefante y nadábamos en un estanque... Allí siempre estarás viva, Mayte, en el mundo de los sueños. Y serás feliz. Tan feliz como antaño, como nunca debiste dejar de serlo.

Y lloro de nuevo. Sabiendo que ninguna de mis lágrimas te devolverá la luz.

Tu cuerpo está muerto. Pero siempre permanecerás viva en mi, en mis recuerdos... En mi cabeza, mi corazón y mi alma... Porque yo los evocaré para que no se borren jamás.

Y, si existe una vida después de esta, nos volveremos a encontrar. Allí será donde te de el abrazo que jamás debí dejarte de dar.