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miércoles, 23 de noviembre de 2011

Si yo lo supiera... Y tu no....

Si me fuera revelado el día y la hora del fin del mundo... A mí. Solo a mí. A nadie más... No lo diría. No se lo comunicaría a nadie.

Caeríamos en una Navidad forzada en la que, todo el mundo, sin excepción alguna, intentaría redimirse de lo malo que ha hecho... Pediría perdón a todos los que ha herido... A esos a quienes, de no saber que el fin estaba próximo, en ese momento estaría maldiciendo. Llamaría a esos amigos que, por el paso del tiempo o la imperdonable distancia o la dejadez del que no cuida una amistad como se merece, se han separado... Para recordarle lo mucho que significaron una vez, lo mucho que los quiere y que los ha querido siempre. Todo el mundo, en una especie de efecto dominó, haría su buena acción del día, por si eso le valiese de "pasaporte" para ese paraíso que no sabemos si es fantasía o realidad, pero "por si acaso existiera", nadie se quiere quedar fuera. Mandaríamos esas cartas, cargadas de emoción y sentimientos, a las que deberíamos de haber puesto el sello hace diez años... Por aquello de que "Más vale tarde que nunca". Un halo de hipócrita bondad, cubriría el mundo.

Otros, a marchas forzadas y contrareloj, intentarían cumplir esos planes o sueños que siempre "dejaron para mañana". Viajarían a lugares exóticos, pasearían desnudos por la playa o dejarían de fumar.

Para otros, simplemente, significaría la culpabilidad absoluta... "Y si no hubiese arrancado aquella planta que sabía que era protegida"... "Y si hubiese usado más el transporte público, en lugar de ir con el coche a la vuelta de la esquina"... "Y si en vez de laca para el pelo, hubiese usado gomina"... "Y si me hubiese hecho activista de Greenpeace, como quería en mis años mozos"... Todos sus últimos minutos se resumirían en un infructuoso "Y si...".

Por eso no lo se lo diría a nadie. Por eso guardaría el secreto. No me gustaría ver un acto a destiempo de bondad humana, cuando siempre "el hombre ha sido un lobo para el hombre"... Y un cerdo para el Planeta.

Yo haría otra cosa... Si supiera el día y la hora exacta del fin del mundo. Ese día, me levantaría sabiendo que habrá millones de sueños que ya no cumpliré, pero sintiéndome orgullosa de los que sí he cumplido. Un poco triste de pensar en todo lo que me hubiese quedado por vivir, pero plenamente alegre por todo lo que he vivido. Quizá me arrepentiría de algunas acciones que hice a destiempo, de algunos agravios a los que no se lo merecieron... Pero no porque se fuese a acabar el mundo... De esos, ya me arrepiento hoy en día.

Ese día, como cualquier otro, te llamaría y te diría de tomar un café... O una cerveza... O un aperitivo... Seguramente tú, lleno de planes para el día, como siempre, me harías un hueco en tu agenda para disfrutar de mi compañía.

Te recogería en la puerta de tu casa. Como siempre dudaríamos en el momento de darnos dos besos, o besarnos en los labios... Como dudamos siempre que nos vemos. Iríamos al mismo bar o, quizá, haciendo la excepción del día, visitaríamos otro. Yo pediría una cerveza y tu una fanta de limón o un tinto de verano y la tapa que mejor pinta tuviese.

Hablaríamos de cine. De las películas que hemos visto, y de las que nos quedan por ver, comentaríamos las frases estelares de cada una... Hablaríamos de filosofía, de trivialidades, de lo que ocurrió ayer, de lo que has leído en el periódico, de tu próxima función y mi anterior decepción... De nuestros gustos compartidos. De esos planes pendientes (que solo yo sabría que nunca cumpliríamos, pero que soñar sigue siendo lo más hermoso del mundo). Seguramente tú, como siempre, harías alguna charlotada que provocaría mi más sincera carcajada. Y entre risas y conversación amena se empezaría a acercar la hora.

Luego, quizá, me harías alguna de tus confesiones más íntimas... De esas que no le cuentas jamás a nadie y que aún no tienes claro por qué me las haces a mi. Y me harías sentir, por ese detalle y como siempre, la persona más especial de este mundo.

A lo mejor, si se tercia, me volverías a decir "un te quiero"... Que, aunque no sea tan a menudo como el resto, para no abaratar su significado, si que me lo sueles decir... No se muy bien si porque te sale del alma o para que no se me olvide... Aunque ahora parafraseandote a tí "Yo no me acuerdo de olvidarte".

De vez en cuando y como siempre, te abrazaría. Porque me encanta abrazarte. Porque son hermosos y especiales esos momentos y la seguridad que me dan. Quizá ese día, producirían nostalgia, porque yo sí sabría y tú no, que aquello no duraría siempre y, como todo en esta vida, tiene un fin... Que, en esta ocasión, está cercano.

Trataría, por todos los medios de no mirar el reloj. Ya se sabe de la relatividad del tiempo y su peculiaridad. No quisiera que en los últimos instantes, los segundos pasasen más rápido de lo que debieran. Pero, a la vez, me aseguraría de estar atenta los dos último minutos... Porque entonces sí... Entonces te pediriría: "Abrázame"... Como te pido tantas veces, y otras tantas que tu me abrazas sin que yo te lo pida... Pero esta vez tendría un motivo: No concibo mejor muerte que dentro de tu abrazo.

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